ROBERTO.- Fíjate, que lo que más me ha sorprendido historiográficamente ha sido todo
lo que se ha escrito sobre los orígenes del fascismo. Amén de las
circunstancias que se suelen dar como causas fundamentales, como la que tú
citas del miedo a la revolución, la depresión económica, el caos político de
entreguerras o el revanchismo diplomático-militar, existen otro tipo de
fermentos más interesantes y que pueden servirnos de guía para la época actual.
Estoy hablando de cómo desde finales del XIX hubo todo un nuevo pensamiento de
derecha reaccionaria que anticipaba los temas o motivos de la ideología
fascista. El nacionalismo como coartada reaccionaria, el darwinismo social, la
sensación de decadencia asociada a la civilización liberal, las teorías de la
degeneración de las razas, por supuesto el antisemitismo, todos estos elementos
ya están establecidos en ciertos círculos de la derecha antes de 1917.
Cito esto porque creo que
durante años hemos dado la espalda a ciertas corrientes subterráneas de la
derecha radical, que han existido y ahora han fermentado en lo que han
fermentado. Parece como si el populismo de derechas o, directamente, la extrema
derecha, son algo que viene por la crisis o, en definitiva, algo relativamente nuevo.
Lo que asustan son las continuidades, la imposibilidad de un triunfo absoluto
contra la barbarie. Francia es un laboratorio muy interesante en este sentido.
[Te paso un artículo al
respecto: https://elpais.com/internacional/2019/02/16/actualidad/1550281527_175770.html]
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