PÁGINAS

viernes, 20 de marzo de 2020

DE LAS TARÁNTULAS



Sin duda una lectura de este capítulo de Zaratustra, a simple vista al menos, parece diáfana. El tema principal que lo recorre es el ataque de Nietzsche a los predicadores de la igualdad, que son para él los predicadores de la venganza. Inmediatamente pensaremos que parece dirigido a dos especies concretas: los sacerdotes y los ‘socialistas’ en el sentido más amplio. Igualdad = venganza contra las condiciones que han posibilitado “mi” inferioridad; venganza que es un ataque desesperado al carácter íntimo de la vida que es crecimiento en la desigualdad y en las oposiciones (Nietzsche utiliza la metáfora de las escaleras). ¿Quién, en primera instancia, puede negar aquí un pensamiento reaccionario contra las ideas modernas democratizadoras y contra la casta sacerdotal castigadora (para ser “fariseos” –dice Zaratustra- sólo les falta poder). Ciertamente, hay una lectura, vital también que, como siempre, “salva” a Nietzsche del mero reaccionarismo: predicar contra la venganza, llamada a menudo “justicia”, hacer desaparecer del mundo el espíritu de la venganza, aquel en el que mejor se ha movido el hombre desde los tiempos pretéritos, el “inventad una justicia que absuelve a todos menos a los que juzgan”, que dice Zaratustra en otro momento de sus discursos, tomado así, es una maravillosa noticia. Efectivamente, es maravilloso que Nietzsche desee desterrar de la existencia el deseo de venganza, la justicia ‘cruel’… Nos encontramos ante el más progresista de los escenarios (por favor, que no se tome “progresista” en su más limitado sentido, el político). Una vez más estamos ante la duplicidad de la filosofía de Nietzsche. La lectura inmediata y correcta a su modo es que estamos ante un reaccionario, completamente ajeno a las doctrinas avanzadas de su siglo. Mas, por otro lado es innegable que su material es más que valioso para una lectura que, independientemente que él estuviera o no de acuerdo, resulta profundamente útil para una crítica –en el sentido de la practicada por Foucault o recogida por German Cano[1]- radical de la Modernidad.
   Vamos a ver como una gran especialista en Nietzsche, la doctora Remedios Ávila se acerca a este famoso tema de la venganza desde la lectura nietzscheana de Heidegger.
  Heidegger se fija en este pasaje de <<De las tarántulas>>:
que el hombre sea liberado de la venganza: esto es para mí el puente a la más alta esperanza, y un arcoíris después de largas inclemencias del tiempo

  Lo que este pasaje significa, dice Ávila, “invita a mirar a Nietzsche bajo otra luz”. De esto precisamente tratábamos hasta aquí. Pero dejemos hablar a la doctora:
Ya contrasta con la imagen habitual de él –unida a la violencia, a la guerra, a la <<bestia rubia>>[2] - este mensaje liberador de la venganza que no hay que entenderlo como mero hermanamiento, ni, naturalmente, como un querer-castigar, pero tampoco como pacifismo, neutralidad calculada, debilidad  huida resignada al ara del sacrificio. Es, en primer lugar, un mensaje que destaca la calidad de Nietzsche como liberador y como librepensador, en definitiva, como espíritu de libertad[3]

<<Rescatar>> a Nietzsche de su encarnadura reaccionaria para depurar sus ideas y proyectos verdaderamente <<liberadores>>, como parece hacer aquí Remedios Ávila es un empeño loable, al que nosotros mismos nos hemos sumado en nuestros escritos. Con lo cual también seguimos la línea de las afirmaciones de Paul Valadier y de Vanessa Lemm que pretenden <<rescatar>> a Niezsche de su caracterización conservadora para destacar, en el sentido de interpretar uno der los primeros pasajes de Zaratustra quiénes pasan al otro lado, es decir, quiénes son dignos de preparar el camino al superhombre, a partir de ideas como la del <<hijo>> y del <<amigo>> (en sus correspondientes capítulos de Zaratrustra, caso de Valadier), o la propuesta, llena de plausibilidad, de Vanessa Lemm, de que el <<aristocratismo>> no signifique sino respeto absoluto a todo y a todos, a cada manifestación de la vida, que el aristocratismo, como el propio Nietzsche señalaba en ocasiones sea cumplir la más difícil de las misiones, la obediencia.


[1] G. Cano, Nietzsche y la crítica de la Modernidad, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013
[2] Sin embargo, en este mismo capítulo dice Nietzsche: <<Por mil puentes y veredas deben los hombres darse prisa a ir hacia el futuro, y débese implantar entre ellos cada vez más guerra y desigualdad: ¡así me hace hablar mi gran amor!>>.
[3] Remedios Ávila, El desafío del nihilismo, Madrid, Trotta, 2005, pp. 234-235

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MERCANCÍAS FICTICIAS. RECUPERANDO A POLANYI

El cuaderno 216 de CJ (Cristianisme i Justicia) dedica su análisis que llama "Mercancías Ficticias" a recuperar la figura...