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lunes, 16 de marzo de 2020

DE LA PESTE Y LA RELIGIÓN ATENUADAS

Estos días, seguro, nos recordarán en artículos eruditos lo que significa una pandemia, en sus aspectos históricos, en la sociología del pasado. También alguien recordará teorías del Poder, que tuvo en las antiguas pestes una oportunidad extraordinaria para desplegar hasta los aspectos más minúsculos del ejercicio del control de poblaciones (a la manera panóptica de Bentham-Foucault). Pero la lección que debemos pensar es lo que ha significado la exclusión de grupos (cuando no la culpabilización en tiempos pasados) y lo que significa hoy que la seguimos practicando en la frontera turca. No es tan descabellado pensar en términos de 'castigo' por nuestra terrible insensibilidad ante el sufrimiento de los otros. 
Así comienza Michel Foucault su "Historia de la locura":  <<Al final de la Edad Media la lepra desaparece del mundo occidental. En las márgenes de la comunidad, en las puertas de las ciudades, se abren terrenos, como grandes playas, en los cuales ya no acecha la enfermedad, la cual, sin embargo, los ha dejado estériles e inhabitables por mucho tiempo. Durante siglos, estas extensiones pertenecerán a lo inhumano"

La expansión de una nueva peste en pleno siglo XXI nos devuelve imágenes y reflexiones que ya creíamos innecesarias. Pero puede ser útil reflexionar sobre las estructuras de reacción en el pasado ante estos fenómenos y comprender cuánto ha cambiado y cuánto ha quedado. La literatura y las imágenes del pasado se despliegan una vez más ante nosotros. Se nos recordaba por ejemplo ayer -en El País, por Mario Vargas LLosa- el Decamerón, o La Peste de Camus; también es bueno recordar otras referencias. Una de las más útiles puede ser Michel Foucault y su Historia de la locura en la época clásica. Allí era la peste y también la lepra las que se retiraban poco a poco del mundo occidental; pero luego vendrían otras epidemias, como el cólera en el siglo XIX, la gripe en 1918, el coronavirus... Tal vez repasar alguno de los temas que han rodeado siempre a las epidemias y a las respuestas hacia ellas del poder y de los grupos sociales tenga alguna utilidad.  ¿Qué ha cambiado notablemente de aquellas epidemias a estas? Se han debilitado profundamente la letalidad de las mismas, pero también se ha debilitado profundamente la antigua respuesta <<religiosa>> ante aquellas. ¿Y el poder? ¿Actúa el poder democrático de manera diferente al poder del absolutismo?.....   En torno a las epidemias surgen viejos y no tan viejos conceptos como <<exclusión>>, <<culpables>>, <<chivo expiatoria>>, <<ceremonias de purificación, <<control>>, <<sacrificios>>, <<histeria colectiva>>, <<solidaridad>>. Un ejemplo de <<culpables>>. 
 Comencemos por la exclusión. De sus formas atenuadas presentes a las terribles respuestas antiguas.Ortega Smith habla de <<virus chinos>>, contra los que luchan <<patrióticos anticuerpos españoles>>. El mecanismo vuelve a ser idéntico a la vieja idea de exclusión: el apestado era llevado a un barco que nadie quería ver fondeado, el apestado era encerrado en su barrio, la ciudad cerraba sus puertas por la noche; el señalado culpable -el judío, con mucha asiduidad- era asesinado. El mismo mecanismo mental de Ortega Smith lo repetían los nazis e idénticos discursos a los de cristianos de siglos atrás. Veamos a un inquisidor español del siglo XVI o XVII:
Tiene esta nación [los judíos] tan arraigada esta culpa [la herejía] en sus entrañas que ha habido quien diga que es una infección y enfermedad de su sangre que se halla en todos a quien esta sangre toca, [y] que es en cierta manera para ellos lo mismo que el pecado original para los demás hombres [Huerga 1994: 136][1]
      Agamben nos recuerda esto:
“El mismo día de la coronación del rey [Ricardo I, 1189], aproximadamente a la hora en que el Hijo había sido inmolado al Padre, en la ciudad de Londres se empezó a inmolar a los judíos a su padre el demonio; y tanto duró la celebración de este misterio que el holocausto no se pudo completar antes del día siguiente. Y las demás ciudades y países de la región imitaron la fe de los londinenses y, con igual devoción, expidieron al infierno, en la sangre, a sus sanguijuelas”
[De una crónica de Richard de Duizes,
citado por G. Agamben, pág. 30]



[1] Citado en O. Catalán Casanova, “La imagen de los judíos en los sermones de Bartomeu Catany”, O.F.M. (C. 1380-1462)

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