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domingo, 1 de diciembre de 2019

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Comentarios a <El existencialismo es un humanismo> de J. P. Sartre
El existencialismo es ciertamente una moda cuando Sartre da su conferencia en 1946. Inicialmente tiene que explicarse ante dos posturas intelectuales, perfectamente vivas en ese momento: el marxismo y el pensamiento católico. El increíble dogmatismo del marxismo francés de la época lo acabamos de encontrar también en otra parte, en el libro de Didier Eribon sobre Foucault[1], quien expresa las terribles críticas que recayeron sobre éste; como la increíble ocurrencia de que Las palabras y las cosas era un libro ¡de derechas!
   La crítica cristiana del momento es más interesante al proponer una “estricta gratuidad” de todos los actos humanos si el horizonte de dios ha desaparecido. El problema del <valor> de los actos sin una referencia normativa <suprahumana> es capital en este trabajo de Sartre; también planea sobre él –aunque no se le cite- la sombra de Nietzsche, la del #125 de La gaya ciencia.
   El transcurso de los párrafos y la explicación de Sartre hace muy difícil no ver la pertinencia del texto también en nuestra época, aunque el existencialismo haya pasado de moda.
   La distinción entre existencialistas <cristianos> (Jaspers o Gabriel Marcel) y <ateos> puede ser pertinente para otra discusión (¿se puede ser radicalmente existencialista si se cree en una realidad superior?). Ambos existencialismos están de acuerdo –dice Sartre- en que la existencia precede a la esencia, como él mismo dice “hay que partir de la subjetividad”. Rastreando en la historia de la filosofía descubre que lo contrario, es decir, que “el hombre individual realiza cierto concepto que se encuentra en el entendimiento divino” ha sido lo habitual en la historia de la filosofía (también en Kant y en el pensamiento de las Luces). Aquí Sartre no se refiere a quien como Nietzsche ha desmontado el edificio metafísico y afirmado repetidamente la idea de que todo noción del tipo esencia  es sobrevenida a la existencia.
   El existencialismo que representa Sartre, el ateo, le parece más coherente. El hombre “primero existe” y “se define después”. Esto significa que un hombre es un proyecto que se vive “subjetivamente”, y sobre él descansa “la responsabilidad total de su existencia”. Aquí podríamos detenernos en torno a la noción de <responsabilidad>. Pero, por ahora lo más importante es ver cómo Sartre liga la subjetividad individual al conjunto de todos los hombres: “no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres” (pág. 22). Sartre está formulando a su manera el imperativo categórico de Kant.



[1] Didier Eribon , Michel Foucault, Barcelona, Anagrama 2006.

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