MANOLO.- Parece que tendremos que admitir que la política sea un asunto de minorías,
que solo en momentos puntuales –como dices- la “multitud” irrumpe en la
historia; pero como sabes qué bien suenan los discursos de Pericles o del
Incorruptible cuando apelan a la plena responsabilización de los ciudadanos y
qué elitista (y por supuesto conjetural) suenan las palabras de aquellos
(Aristóteles, Platón) que dan por supuesto que solo los ociosos y propietarios
tienen interés en los asuntos públicos: esto no es un hecho ‘natural’ pero ha
actuado históricamente como si lo fuera. Así es. Incluso cuando triunfan las
revoluciones hechas por la mayoría y para todos, pronto las nomenclaturas se
apoderan de la estructuras del estado y se reproducen, aunque sea de otra
manera las jerarquías sociales. China. URSS.
Siendo cierto, no obstante,
llevamos demasiados siglos de vida racional, de instituciones liberales y de
estructuras educativas que deberían haber dado como resultado seres más
conscientes y volcados en la tareas públicas. Seres menos propensos a los
cantos de sirena de los nuevos populismos, etc. ¿Qué te voy a decir que no
sepas? Por otra parte, tal vez estemos sobredimensionando la capacidad de la
<<educación>> para cambiar o mejorar las cosas. Este presentimiento
ilustrado no fue un axioma infalible y los atentos a las pasiones más funestas
que ocultamos fueron muy pronto escépticos ante la buena intención de todos los
<jovellanistas> del mundo.
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