PÁGINAS

sábado, 30 de marzo de 2019

LAS REFLEXIONES DE ENRIQUE ME HAN HECHO PENSAR EN ESTE VIEJO ARTÍCULO


La controversia de Valladolid

a Pilar Criado
Resultado de imagen de La controversia de Valladolid



En el año 1550 tuvo lugar en la ciudad castellana de Valladolid la famosa controversia, consecuencia del descubrimiento y colonización de América por los españoles. Allí se enfrentaron dos visiones antagónicas de la evangelización y de lo que hoy –mutatis mutandis- llamaríamos interculturalidad. Hoy aquel debate vuelve a estar de actualidad por la obra teatral que con el mismo título ha escrito Jean Claude Carrière, célebre guionista de Buñuel, y que ahora se representa  en los escenarios madrileños.
            Por un lado Ginés de Sepúlveda, por otro el dominico Fray Bartolomé de Las Casas, el famoso autor de la  Breve Relación de la Destrucción de Indias, escrito que algunos situaron como origen de la Leyenda Negra. Ambos tenían que dilucidar ante el enviado papal si los indios tenían alma, eran o no criaturas inferiores, descendían de Adán o del Diablo. En el fondo, sin embargo, toda una reflexión jurídico-teológica sobre el derecho de conquista y la colonización del Nuevo Mundo.
            El impacto producido en los europeos por el descubrimiento de culturas desarrolladas, con organizaciones rituales y credos tan ricos como los que los españoles se encontraron en el Nuevo Mundo tuvo que ser tremendo. ¿Cómo actuar? ¿Conquista militar y evangelización forzosas (Sepúlveda)? ¿Negación de la reducción del indio a la esclavitud, evangelización amistosa y respeto (Las Casas)? Con el primero comulgaban desde luego conquistadores y hacendados; la Corona española  estuvo cerca de las posiciones de De las Casas, aunque es verdad que con escaso eco en la realidad cotidiana de un continente que veía perder a sus hijos originarios, diezmados por las epidemias, la brutalidad y unas formas de trabajo que desconocían.
            Pero aquí no queremos repasar la historia de aquellos días sino traer este ejemplo a nuestro  presente en el que, de una u otra forma, siguen los ‘sepúlvedas’, los ‘De las Casas’, y otros, posicionándose ante los fenómenos que la mundialización está provocando: inmigración, coexistencia de religiones y de razas.
            Abundan desgraciadamente los sepúlvedas, los que desde el cálculo político denuncian la inmigración, excitan con sus palabras mal disimuladas a los naturales de España a ver en el inmigrante el origen de los defectos en los servicios sociales y educativos, los que se quedan  las plazas en las guarderías, los que –dicen-  quitan el trabajo. Políticamente saben lo que quieren: crear ese clima hostil a  los inmigrantes, presentarse como fuerzas políticas que priman a los de aquí y buscar el voto egoísta, aunque mal informado, en las contiendas electorales. De nada sirve que los datos reales demuestren lo contrario; de nada sirve argumentar que los inmigrantes, en una importante medida, estén sosteniendo sectores económicos que, sin ellos, se desplomarían, sea la construcción, la hostelería, los invernaderos o ciertos servicios sociales; de nada sirve decir que contribuyen a la riqueza nacional, a la Seguridad Social, a invertir el sesgo de la demografía, a llenar las escuelas… Y sobre todo de nada sirve decir que son mujeres y hombres iguales en derechos y dignidad a nosotros; hijos de Dios, si se quiere decir en otros términos.
            Pero la esperanza nos la devuelven los ‘De las casas’, que no dicen pero actúan. ¿Quiénes son? Hombres y mujeres que, desde organizaciones no gubernamentales, religiosas y laicas, les ayudan y  sostienen sin registrarles los bolsillos en busca de papeles; hombres y mujeres individuales, de todas las ideologías, de toda condición social.
            El Gobierno de Zapatero hizo lo que tenía que hacer en el proceso de regularización que en el 2005 hizo emerger de la clandestinidad a la normalidad laboral a centenares de miles de personas; lo hizo porque era su deber y su vocación como gobierno de izquierdas, y las consecuencias han sido beneficiosas. No hay más que oír a los sepúlvedas de turno clamar desde el absurdo para no aceptar un proceso modélico que todos pueden ver y que el Consejo de Europa acaba de reconocer.
            Los pueblos pobres de la tierra no han llegado ayer a la existencia: en su seno se acumulan en muchos casos milenios de civilización, tan  antigua como la nuestra. Salimos de nuestro viejo continente; descubrimos América, colonizamos y descolonizamos África… ¿Vamos a negar el daño que Europa ha infligido a todos estos pueblos?, ¿que lo principal en el ánimo conquistador fue la codicia? España fue el único pueblo que al menos se planteó los límites de la colonización o los derechos y la dignidad de los colonizados, como en la Controversia de Valladolid (1550), entre posturas que defendían o denunciaban la conquista.


[Publicado en La Rioja, el 5 de marzo de 2006]



MERCANCÍAS FICTICIAS. RECUPERANDO A POLANYI

El cuaderno 216 de CJ (Cristianisme i Justicia) dedica su análisis que llama "Mercancías Ficticias" a recuperar la figura...